¿Por qué juegos indie?


¿Indie? ¿que es eso de indie? Indiepollas!!
Me gustan los videojuegos. Me considero más bien un jugador casual, pues no les dedico tanto tiempo como un verdadero aficionado, pero me gusta conocer nuevos sistemas, propuestas diferentes y, sobre todo, aprender del trabajo de programación que llevan implícito.

Lo cierto es que con el tiempo me he ido aficionando cada vez más al mundillo de los videojuegos independientes, los comúnmente etiquetados como: juegos indie.

Que un juego pertenezca a esta categoría no significa que vaya a ser 100% gratuito o de código libre, ni tampoco implica que sea especial ni diferente de ninguna manera. Un videojuego indie no es más que aquel cuyos programadores son los últimos responsables de su distribución y/o comercialización ya sea en su propio nombre o a través de compañías creadas por ellos mismos. Para que nos entendamos: un “yo me lo guiso, yo me lo como”.

Si bien es cierto que la etiqueta no implica la originalidad, también lo es que, al no depender de ninguna empresa externa que tome decisiones sobre el producto final, los programadores pueden permitirse el lujo de probar sistemas o ideas más experimentales, lo que en ocasiones da lugar a propuestas interesantes, diferentes y más difíciles de encontrar en el mundo del mainstream.

Dos buenos ejemplos de este tipo de videojuegos pueden ser Minecraft, creado por el sueco Markus Persson (Notch) a través de su compañía Mojang o, en España, las creaciones de Locomalito, entre las que cabe destacar “Maldita Castilla”, un remake a la española del mítico arcade Ghost n Goblins.

Un poco de Maldita Castilla ¿os recuerda a algo? ^_^
Pero, no todo son ventajas en el mundo independiente. A la par que el hecho de que no haya una compañía detrás del desarrollo de un videojuego facilita la labor creativa del mismo, también dificulta su difusión, puesto que los medios de que los creadores disponen para la promoción suelen ser más escasos.

Es por ello que he decidido que parte de mis aportaciones en este blog sean dedicadas a este tema. Quizá así, la próxima vez que mi madre me pregunte eso de “¿a que mierda estás jugando?” sepa al menos de que va.
 

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